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La contraofensiva de las tropas de Kiev ha fracasado y ha dejado más de 90.000 pérdidas desde junio pasado, aseguró el presidente ruso, Vladímir Putin, durante la sesión plenaria de la 20ª reunión del Club Internacional de Debate Valdái, en Sochi.
En su discurso —en el que abordó un amplio abanico de temas—, el mandatario recordó que su país no tiene afanes de conquista y que, de hecho, ha intentado aliviar las fricciones con Ucrania.
«No iniciamos la llamada ‘guerra en Ucrania’, al contrario, tratamos de acabarla», dijo Putin, agregando que no fue Moscú la que organizó el golpe de Estado en Kiev en 2014.
También destacó que la contraofensiva ucraniana —respaldada por Washington y sus aliados— ha fracasado y ha conducido a severas pérdidas para el Ejército de Zelenski.
«Solo desde el 4 de junio, las unidades ucranianas han perdido a más de 90.000 personas [entre muertos y heridos], son pérdidas sanitarias irrecuperables, así como 557 tanques y casi 1.900 vehículos blindados de diversas clases», precisó el mandatario.
También afirmó que Rusia avanza «con calma» hacia los objetivos fijados en el marco de la operación militar especial en Ucrania, que comenzó el 24 de febrero de 2022.
«Estamos seguros de que lograremos la implementación de las tareas que nos hemos planteado», aseveró Putin.
Ante los constantes tropiezos de las estrategias militares ucranianas, en Estados Unidos ya han reconocido que «el tiempo no es nuestro amigo«, ya que se acerca el invierno y, con ello, aún más obstáculos para las tropas de Kiev en el campo de batalla.
El 4 de octubre, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, aseguró que es importante que la ayuda militar a Kiev desde Estados Unidos siga fluyendo, porque a las fuerzas ucranianas solo le quedan entre seis y ocho semanas de buen clima para que su contraofensiva prospere.
Sobre el acuerdo de una paz prolongada, Vladímir Putin dijo que esta solo será posible «cuando todos se sientan seguros y entiendan que su opinión es respetada y que hay equilibrio en el mundo».
Moscú lanzó la operación militar especial en suelo ucraniano en respuesta a la solicitud de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, para que se les preste ayuda frente al genocidio por parte de Kiev.