sábado, julio 27
Shadow

Con el espectáculo “Inalienable”, Danza Joven de
Sinaloa ofrece 5 piezas creadas en la pandemia

Con el espectáculo “Inalienable”, que consta de cinco coreografías, la Compañía Danza Joven de Sinaloa se presentó la noche del lunes en el Ágora Rosario Castellanos del Centro Cultural Genaro Estrada, en un regreso paulatino a los escenarios públicos tras la larga pandemia que ha
mantenido casi suspendidas las actividades presenciales.


Las piezas se titulan “Una tormenta”, de Edylin Zatarain; “Napoleón”, de Francisco Ponce; “Poesías”, de Berenice Arias con textos originales de Tiffany Orozco; “Días de tierra” de la española Carmen Werner, y “Obire”, de Maximiliano Corrales, consideradas todas como una serie de “soliloquios laberínticos de historias personales”.


Inició con la pieza “Una tormenta”, de Edylin Zatarain, quien representa a una mujer en rudo duelo por su reciente pérdida amorosa, mediante la danza contemporánea, teatro y canto. La pieza se apoya en canciones como “Puro teatro”, de La Lupe; y en ella vemos (y oímos) a Edylin cantando a grito abierto el
tema de Juan Gabriel “La farsante”.


La segunda pieza fue “Napoleón”, de Francisco Ponce, interpretada por Mario Edén Cázares, una recreación basada en la novela “La rebelión en la granja”, de George Orwell, en la que los cerdos encabezan una rebelión de los animales contra sus amos humanos, basándose en el axioma de que “todos los animales son iguales”, recreando las utopías igualitarias del siglo 20 que desembocaron en
totalitarismos y supresión de libertades, para terminar con que, al final de cuentas, “hay unos más iguales que otros”. La obra fue hecha en confinamiento y presentada una sola vez en forma virtual.

En “Poesías”, de Berenice Arias, tenemos un estreno basado en poemas escritos por Tiffany Orozco en el 2020 y 2021, bajo el título “Dictado”, desde el inicio de la pandemia, con nuevas necesidades a causa del encierro, resueltas con base en la escritura para crear otros mundos y moverse en ellos. Los textos son leídos en atril por Edylin Zatarain -a veces alternándose con la intérprete-, y reflejan claramente la incertidumbre y los temores del confinamiento.


Luego, “Días de tierra” coreografía de la maestra española Carmen Werner, interpretada por Carlos Zamora, en la que se hace una evocación del regreso a los orígenes, a la creación, es decir, a nuestros primeros días, cuando jugar con tierra no era tan terrible y cuando volar en libertad aún podía ser posible.


Cerró con “Obire”, un estreno de Maximiliano Corrales, creador e intérprete, quien elabora una hermosa alegoría sobre la despedida, basada en los versos: “Sí hoy fuera mi último día, / qué tanto puedo compartir en ese instante, / qué tanto puedo alargar el momento”, recreando con ello también la incertidumbre y los miedos de estos días inciertos. El título mismo alude a la muerte, el momento final.

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