miércoles, febrero 12
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La soberbia del poder

Claudia Sheinbaum y el peligroso precedente de desobedecer al Poder Judicial

Columna: La Mesa Redonda
Por: Víctor Salazar

La reciente decisión de la presidente Claudia Sheinbaum de no acatar la orden emitida por la juez Nancy Juárez Salas, que instruye la eliminación del decreto de la reforma al Poder Judicial publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), refleja una actitud preocupante de arrogancia y soberbia. En un Estado de Derecho, la desobediencia a las órdenes judiciales, sin importar el cargo que se ostente, no solo es inadmisible, sino que sienta un precedente que erosiona los cimientos democráticos del país.

El desacato a una suspensión dictada dentro de un juicio de amparo es un delito grave que no puede ser minimizado. La ley mexicana establece que, en caso de determinarse responsabilidad, la persona acusada puede enfrentarse a penas que van de tres a nueve años de prisión, multas que oscilan entre 50 y 500 días, destitución del cargo e inhabilitación de tres a nueve años para desempeñar cualquier empleo público. La omisión de la presidente Sheinbaum en cumplir con esta disposición judicial no solo podría acarrearle estas consecuencias legales, sino que muestra un desprecio absoluto por la división de poderes que sostiene nuestro sistema republicano.

Claudia Sheinbaum, al negarse a cumplir con el mandato judicial, se alinea con el comportamiento de líderes autoritarios en América Latina como Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Gustavo Petro, y el fallido ex presidente de Bolivia, Evo Morales. Estos mandatarios han utilizado estrategias similares de control del poder para desmantelar la independencia de las instituciones judiciales y perpetuar un sistema autoritario, disfrazado de legalidad democrática. Tal como ellos, Sheinbaum parece estar dispuesta a ignorar la ley cuando le conviene, una señal alarmante para el futuro de la democracia en México.

Si la presidente no acata la orden de la juez Juárez Salas, México se acercaría peligrosamente a la condición de estado fallido. Un estado donde el poder ejecutivo decide qué leyes obedecer y cuáles ignorar no es una democracia, es un régimen en decadencia, encaminado hacia el autoritarismo. Este tipo de actitudes, de no rectificarse, abre la puerta a un posible Golpe de Estado silencioso, respaldado por agentes comunistas que han infiltrado a nuestro país desde antes y durante la pandemia de 2019. Es inadmisible que México siga los pasos de estos regímenes dictatoriales que han sumido a sus pueblos en la miseria y la opresión.

La presidente Claudia Sheinbaum aún tiene la oportunidad de demostrar que respeta el Estado de Derecho. Si no lo hace, estaría consolidando un gobierno que no merece el reconocimiento del Pueblo al que tanto hace referencia para justificar sus atropellos y comentarios vengativos. Si realmente le importa lo que el Pueblo dice, basta que solo lea los millones de comentarios en las Redes Sociales que desaprueban su actitud contra España y debería dejar ese capítulo atrás y empezar a gobernar, ya que al actuar fuera de la legalidad, estaría traicionando los principios democráticos que juró defender.

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