En un mundo cada vez más marcado por la diversidad de pensamientos y corrientes ideológicas, una controversia de proporciones monumentales ha emergido desde 1989 en los círculos intelectuales y académicos. Se trata de una corriente de pensamiento que busca desafiar los fundamentos históricos de la fe cristiana, apuntando directamente a la figura central del cristianismo: Jesucristo. Muchos de estos seudo intelectuales o escritores como; J J Benítez, Salvador Freixedo, Cesar Vidal, Miguel Blanco, entre otros, buscan imponer su verdad a una inmensa mayoría de gente analfabeta (en el buen sentido de la palabra) que no tienen capacidad de análisis y solo se limitan a consumir esa desinformación en programas de Televisión financiados por los mismos que buscan imponer esa mentira.
Varios autores, muchos de ellos identificados como pertenecientes a la masonería y al judaísmo, o ex jesuitas expulsados de la iglesia, han generado un corpus de obras que cuestionan la historicidad de Jesús y su papel como el Mesías. Entre las afirmaciones más controvertidas se encuentran las que sugieren que Jesucristo nunca existió como figura histórica, sino que fue una invención posterior de la Iglesia para consolidar su poder político y religioso. Otros afirman que Jesús validó la Ley de Moisés y respetó la Torah, cosa totalmente falsa. Evidencias de sobra hay en los Hechos de los Apóstoles, y en todo el Nuevo Testamento.
Estas teorías, en su mayoría, se basan en interpretaciones selectivas de textos históricos y religiosos, así como en la manipulación de evidencia arqueológica y documental. Algunos han ido más lejos, hasta el punto de inventar una historia sobre un Ex Mayor retirado de los Estados Unidos que viajo al pasado en una máquina del tiempo llamada la Cuna, el cual el proyecto denominado secretamente “Caballo de Troya”, consistió en ir al año 30 D.C para verificar lo ocurrido en los últimos Días de Nuestro Señor Jesucristo.
No obstante, estas afirmaciones han generado una oleada de críticas y rechazo por parte de líderes religiosos y académicos especializados en estudios bíblicos e historia antigua. Argumentan que estas teorías carecen de fundamentos sólidos y están motivadas por agendas ideológicas talmúdicas que buscan cuestionar la tradición Católica y echar por debajo la Fe en ella.
El reverendo Thomas Anderson, experto en teología cristiana, señaló que «las teorías que buscan destronar a Jesucristo como figura histórica son producto de la especulación sin fundamento y el sesgo ideológico. La evidencia histórica y documental respalda de manera contundente la existencia de Jesús como un personaje histórico y real».
Por otro lado, líderes de la comunidad judía han rechazado enfáticamente cualquier intento de vincular a su religión con estas teorías. El rabino David Levy declaró que «las afirmaciones que buscan implicar a la comunidad judía en la negación de la figura de Jesús son falsas y difamatorias, según ellos la fe Judía respeta la diversidad religiosa”.
La polémica en torno a estas teorías continúa en aumento, alimentando un debate que trasciende los límites de lo académico y lo religioso. Mientras algunos consideran estas ideas como un ejercicio de libertad intelectual y crítica, otros las ven como una amenaza a las creencias y valores fundamentales de la sociedad.
En conclusión, se tiene que tener mucho cuidado y los que creemos en Jesucristo, informarnos y documentarnos para defender la Fe en Cristo, así los Agentes del cambio financiados en su mayoría por el Pueblo elegido ( evidencias hay de sobra ), nada podrán hacer, a pesar de tener todos los reflectores de la Radio, Televisión, Universidades, Revistas, Etc. Los enemigos de Nuestro Señor Jesucristo no descansan y no van a poder borrar de la mente de los creyentes su nombre.